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‘Vida en pausa’ es una mezcla entre el primer Yorgos Lanthimos, ‘Separación’ y una tarde aburrida en el IKEA

todayabril 6, 2025

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'Vida en pausa' es una mezcla entre el primer Yorgos Lanthimos, 'Separación' y una tarde aburrida en el IKEA

No finjas lo contrario: lo primero que piensas cuando te dicen «Suecia» es en el IKEA. Sus acabados tan perfectos como fríos, su diseño tan funcional como aparente, sus interminables pasillos repletos de opciones para decorar una casa de clase media que no puede permitirse el lujo de tener un estilo propio. ‘Vida en pausa’ es un poco como la epítome de una tarde en el IKEA: entrarás con ganas, encontrarás algunas cosas sorprendentes, pero durante gran parte del recorrido solo estarás pensando en las albóndigas y el perrito de un euro que te vas a comer después en la cafetería.

Vete a dormir, ya no pintas nada aquí

La idea de ‘Vida en pausa’ es una ciencia-ficción contemporánea tremendamente única que, además, saca a la luz un problema real de los refugiados (más allá de aquellos en los que podría haber caído si hubiera decidido hacer una película más combativa): el síndrome de resignación que provoca, de manera misteriosa y sorprendente, la catatonia. ¡Buscadlo, no me lo he inventado! Para mostrar esta extraña enfermedad, su director, Alexandros Avranas, elimina cualquier conato de artificialidad que le habrían dado otros directores y se centra en el lado más terroríficamente administrativo, con la visión de una Suecia deshumanizada en la que las personas, sobre todo aquellas que «no pertenecen» al país, han dejado de ser vistas con nombre y apellidos para ser solo mercancía que deportar. ¿Os suena de algo?

En sus primeros compases, la frialdad excesiva de los pasillos de esta Suecia que nos recuerda a ‘Separación’ es intrigante, una decisión estética que se lleva hasta las últimas consecuencias. El problema es que en este continuo crescendo, la cinta se olvida de que, para tratar de agobiar al espectador, también es necesario dotar de un cierto ritmo a lo que ocurre. ‘Vida en pausa’, aunque no desea serlo, es una de esas películas que parecen transcurrir a cámara lenta, centradas en las miradas, la desesperanza y lo repetitivo como manera de encapsular la frustración vital.

Por supuesto, entre esta letanía nos encontramos también con hallazgos increíbles: esa adolescente en un juicio ensayado mil veces que se rompe en mil pedazos; ese cuartucho que se cierra automáticamente en cuanto sucede algo fuera del control de las autoridades; esa habitación de hospital con decenas de camas repletas de niñas eternamente dormidas; ese salto en la piscina hacia el descanso. Pero Avranas parece negarse a que los problemas internos de la cinta avancen o evolucionen, y se encalla en sus propias aspiraciones, tomando aire tan solo al final, en un tercer acto tan esperanzador como aséptico.

Un país de Billys y Malms

Es en el tramo final donde ‘Vida en pausa’ abre las ventanas a una rareza que debería haber sido continua a lo largo del metraje, en lugar de centrarse tan solo en la frialdad y la frustración del país. Asimilando el estilo de un primerizo Yorgos Lanthimos (en su época de ‘Canino’ o ‘Alps’), la película logra transmitir una sensación de libertad, tanto estética como narrativa, rompiendo por completo con las cadenas auto-impuestas durante el resto del metraje. Es una conclusión refrescante, con un toque muy agradecido de comedia negra y hace imposible no salir del visionado con cierta sensación de satisfacción.

Quiet Life

Obviamente, si lo que pretendes ver es acción por un tubo, explosiones, actuaciones exageradas y un guion repleto de diálogo que no deje lugar a la contemplación, esta no es tu película: ‘Vida en pausa’ habla sobre temas muy importantes desde una perspectiva abrumadoramente seria y reflexiva, dejando pasar la ironía solo en algunos momentos contados. Es fría, extraña y parece que durante gran parte del metraje te está echando como espectador, pero al mismo tiempo es una pieza artesanal que deberíamos atesorar. ¿Me ha gustado? No tanto como me gustaría. ¿Creo que debería haber más cine así? Por supuesto que sí.

‘Vida en pausa’ es una película pequeña por definición, porque su propio ritmo, su fotografía repleta de artificialidad y el contraste con unas interpretaciones realistas, lentas y -a su manera- descarnadas no la convierten en una obra para todos los públicos. Es una obra para disfrutar en festivales, ver en pequeños cines y dar vueltas durante días a ese final que nos da cierto optimismo, siempre que no olvidemos que está enmarcado dentro de un sistema destructivo que anula las injusticias y se niega a dar soluciones aún teniendo los problemas delante de la cara. No oculta que se trata de algo pensado solo para un tipo de espectador muy específico, pero ese espectador en particular se lo va a pasar en grande. Y, a día de hoy, dirigirse a un nicho es tan valiente como digno de ser apoyado.

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‘Vida en pausa’ es una mezcla entre el primer Yorgos Lanthimos, ‘Separación’ y una tarde aburrida en el IKEA

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Espinof

por
Randy Meeks

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Escrito por Redacción Optima

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