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Cuando se busca casa ya sea para alquilar o para comprar, hay preguntas que parecen obligatorias antes de tomar la decisión de quedarse con ella: ¿Cuántos metros tiene?, ¿cuántas habitaciones?, ¿tiene ascensor? ¿Hay que cambiar la instalación eléctrica? Pero hay una que rara vez se formula a vendedores, inmobiliarias o caseros y que, sin embargo, puede ser clave para tu bienestar y para tu bolsillo: ¿Cómo es la fachada?
Y no hablamos de si es bonita o está recién pintada, sino de qué sistemas de aislamiento tiene. En plena crisis climática, con veranos que rozan los 45 ºC y noches tropicales cada vez más frecuentes que nos impiden dormir, una buena fachada puede suponer la diferencia entre necesitar el aire acondicionado a todas horas o mantener el interior a una temperatura agradable sin apenas gasto energético. Porque sí, una fachada bien aislada puede reducir la temperatura interior hasta 6 grados sin recurrir al aire acondicionado. Y eso, traducido a euros, supone un importante ahorro en la factura de la luz.
Si estás buscando piso —o si ya vives en uno y estás planteando obras o mejoras en la comunidad— hay tres términos clave que debes conocer y que conviene que te expliquen con claridad antes de firmar nada, tal y como : SATE, fachada transventilada y Passivhaus. No son simples tecnicismos: son sistemas constructivos que pueden cambiar tu experiencia en casa por completo, tanto en verano como en invierno, y por los que deberías preguntar si vas a comprarte un piso o si estás buscando una casa de alquiler.
Leroy Merlin
El Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (más conocido por sus siglas, SATE) es una de las soluciones más extendidas para mejorar la eficiencia energética de un edificio sin tener que intervenir en su interior. Se trata de añadir una “capa” de aislamiento por el exterior de la fachada —como si se le pusiera un abrigo al edificio— que ayuda a mantener la temperatura estable dentro del hogar, independientemente de las condiciones del exterior.
Este sistema permite la ventilación y transpiración de los muros, al mismo tiempo que evita las condensaciones, al minimizar los contrastes de temperatura y de humedad ambiente entre la parte interior y exterior del muro. El grosor del material aislante, el tipo de acabado y la calidad de la instalación determinarán su eficacia. Pero bien ejecutado, el sistema SATE puede suponer una mejora térmica de hasta 6 grados, reducir la humedad y mejorar el confort sin necesidad de climatización constante. Además, una buena solución SATE mejora también las propiedades acústicas del edificio y la protección frente al fuego, ya que se utilizan materiales que previenen su propagación. Y a la hora de hacer frente a la inversión, su instalación está siendo subvencionada con ayudas públicas a la rehabilitación energética.
La fachada transventilada es otra de las grandes aliadas frente al calor. Se trata de un sistema más complejo, que consiste en instalar una segunda piel separada de la fachada original por una cámara de aire. O lo que es lo miso, este sistema constructivo instala un revestimiento exterior separado de la estructura principal del edificio, dejando un espacio de aire entre ambos.
Esta capa permite la ventilación natural, evitando la acumulación de calor en la superficie del edificio y actuando como una barrera que regula la temperatura, mejora el confort interior y la eficiencia energética del edificio.
Este tipo de sistema no solo mejora notablemente el comportamiento térmico del edificio, sino que además permite renovar la estética exterior, con materiales contemporáneos. También es habitual en rehabilitaciones de edificios antiguos que buscan un nuevo aire —y nunca mejor dicho— sin sacrificar eficiencia.
El tercer concepto a tener en cuenta empieza a verse en España en promociones de nueva construcción, especialmente en edificios de alto standing. Su objetivo es diseñar y construir casas pasivas, que apenas necesiten calefacción ni refrigeración gracias a un aislamiento perfecto, una orientación estratégica y un aprovechamiento máximo de la ventilación natural, usando energías renovables para reducir al mínimo su emisión de CO2.
La principal ventaja de las casas Passivhaus es que, al estar integrado en el diseño desde el inicio, el resultado es una vivienda que prácticamente se autorregula, y cuyo consumo energético puede llegar a ser entre un 75 y un 90% menos que el de una casa convencional.
Fotografía de portada | Freepik
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La noticia
Si estás buscando comprarte piso y te preocupa el calor, estos son los tres conceptos que debes vigilar de la fachada del edificio
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por
Nacho Viñau Ena
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Escrito por Redacción Optima
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