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No solo es la mejor película de terror del año. Además, ‘Devuélvemela’ es toda una tesis sobre la tristeza más absoluta

todayagosto 4, 2025

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No solo es la mejor película de terror del año. Además, 'Devuélvemela' es toda una tesis sobre la tristeza más absoluta

Lo último que esperaba al entrar a ver ‘Devuélvemela’ era salir profundamente afligido, conteniendo la lágrima, pensando una y otra vez en ese plano final, en el desconsuelo de ese grupo de personajes completamente rotos. Tanto, que son capaces de agarrarse a un clavo ardiendo con la esperanza (muy, muy lejana) de encontrar la paz, perdonarse a sí mismos, arreglar su propio alma destrozada. Pueden venderla como la experiencia más extrema y sangrienta del año, pero, más allá de los planos salvajes e icónicos, lo nuevo de los Philippou, que demuestran que ‘Háblame’ no fue casualidad, es un tratado sobre la tristeza más desesperada que no dejará a nadie indiferente.

¿Estás triste? No estés triste

Desde sus primeros compases, a ‘Devuélvemela’ le sobrevuela una nube oscura. Un sentimiento pesado, lacónico, que no necesita evaporar con chistes malos para bajar la presión o momentos felices donde dar una válvula de escape al público: siempre hay algo que va mal, que no funciona, que no permite a los personajes ser siquiera un poco felices. Incluso cuando parecen conseguirlo, es solo una fachada hacia ellos mismos que no engaña al espectador, consciente de que hay algo oculto para nosotros, podrido, que está inherentemente roto. No puede haber alegría en una película rodada desde la desolación.

Por supuesto, los Philippou no buscan en ningún momento tu lágrima, porque ese sería el recurso fácil: buscan tu malestar. Que el tono enrarecido no te permita comer palomitas tranquilo, que las imágenes que vas a ver se queden en tu cabeza durante semanas, que sus personajes, cada uno envuelto en una invisible tela negra de pesadumbre, no salgan de tu cabeza. ‘Devuélvemela’ es angustiosa de manera muy medida, dejando que cada escena agobie más al espectador, entregado a un terrorífico desamparo.

‘Háblame’ fue criticada (de manera, yo creo, injusta) por ser un terror demasiado adolescente, y quizá por ello los directores han dado un puñetazo encima de la mesa demostrando que en tiempos de cine inmaduro y prefabricado, son una de las últimas esperanzas que quedan a la hora de hacer historias adultas, descarnadas y, ante todo, únicas. Era tentador dotar a la niña ciega de escenas melodramáticas, mostrar la sorpresa antes de tiempo para sumar tensión o añadir un epílogo que dejase con buen sabor de boca a los espectadores, pero ‘Devuélvemela’ no es esa película: tiene su propio ritmo y vive en su propia burbuja a la contra de lo que está haciendo el resto de la industria. Y el resultado es tan sórdido como irrepetible.

Bocata de madera con brazo

‘Devuélvemela’ es como unas arenas movedizas. Puede que entres creyendo saber lo que te vas a encontrar, pero poco a poco y sin remisión te vas metiendo en una vorágine fortuita e insospechada, de la que ya no puedes salir sin hacerte daño por el medio. Me resulta difícil pensar que haya público que salga del pase sin sentir que le han clavado un puñal en el corazón, pero todo depende de hasta qué punto compres la tragedia por la que llevan a sus personajes: esta no es una película fácil de ver ni pretende ser cómoda para quien la vea sin ir sobre aviso. De hecho, su mezcla de drama, terror y gore puede llevar fácilmente a la desesperación o al rechazo.

La película lo sabe perfectamente, pero no por ello sube en ningún momento el pie del acelerador: lo aprieta hasta no poder más. Incluso cuando parece haber alguna fortuita y benefactora salida, los personajes se encargan de dinamitarla, como dejando caer que solo puede existir el caos, la muerte, la desesperación, la esperanza rota en mil pedazos. Por volver a ser feliz, por no volver a ser quien eras, por encontrar una nueva vida, porque te permitan ser tú mismo. No hay un solo personaje principal en ‘Devuélvemela’ (más allá de la niña, tratando de sobrevivir a su propio trauma) que pueda aportar un faro moral impoluto, y en esa imperfección se encuentra el diamante en bruto del guion.

El cine de terror, de un tiempo a esta parte, está claramente saneado por las productoras y las distribuidoras, tratando de llegar al mayor público posible. Las escenas grotescas, los personajes antipáticos y la suciedad se han cambiado por un «mal rollito» que suele volatilizarse después de la escena de susto o de persecución de turno. Por eso es tan difícil y tan apreciable un experimento como el de ‘Devuélvemela’, que no deja al espectador buscar una abertura en su ambiente de pura asfixia descorazonadora, sucia, icónica y terrorífica.

No sé si ‘Devuélvemela’ será la mejor película de terror del año cuando lleguemos al final de año (ahí están ‘Keeper’ o ‘Weapons’ deseando disputárselo), pero, como poco, lleva viviendo en mi cabeza desde que la vi. No es agradable ni complaciente, no busca el amor del público general y tiene personalidad propia. Y eso la convierte, frente a las franquicias y las secuelas, en una imprescindible de esta época estival. Si es que puedes aguantar el dolor, la tristeza y el desamparo más descarnados. No es tan fácil como parece.

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No solo es la mejor película de terror del año. Además, ‘Devuélvemela’ es toda una tesis sobre la tristeza más absoluta

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por
Randy Meeks

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Escrito por Redacción Optima

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