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Ni el videojuego de Atari, ni el muñeco de plástico: lo peor de ‘E.T, el extraterrestre’ fue este terrible juego de mesa

todayagosto 17, 2025

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Ni el videojuego de Atari, ni el muñeco de plástico: lo peor de 'E.T, el extraterrestre' fue este terrible juego de mesa

En 1982 no había que ser un genio del marketing para darse cuenta de que ‘E.T, el extraterrestre’ iba a ser un bombazo en taquilla con potencial para desatar un fenómeno de masas. Al fin y al cabo, Steven Spielberg venía de una trayectoria intachable con ‘En busca del arca perdida’, ‘Encuentros en la tercera fase’ y ‘Tiburón’. ¡Incluso su sátira bélica ‘1941’ dio dinero! Lógicamente, todo el mundo se puso manos a la obra para que en cada casa hubiera un E.T. Lo consiguieron, sí, pero, definitivamente, se les fue la mano.

El E.T y el Oto

Para que os hagáis una idea de hasta dónde llegó el fanatismo por el extraterrestre, a inicios de los 80 llegó a existir hasta un club de fans oficial que enviaba a tu casa, por 6 dólares de nada, 4 newsletters (pequeños boletines de noticias con entrevistas, biografías, premios y más); un disco de E.T en el que le podías escuchar durante cinco minutos diciendo «Teléfono, mi casa», «Sé bueno» y «Ouch»; una foto de E.T y Elliott preparada para ser enmarcada; un póster para colorear y una tarjeta de miembro. No es que fuera café para los más cafeteros, es que estaba programado para que fuera un éxito sin precedentes.

Si había quien llegaba a estos niveles de fanatismo, por supuesto, puedes presuponer que las empresas prepararon todo tipo de merchandising para vender más y más metiéndose en cada aspecto de la sociedad estadounidense: tarteras, camisetas, muñecos (se vendieron más de 15 millones… ¡Antes de Navidad!), bicicletas «modelo E.T» y, por supuesto, su infame videojuego. Es bien conocida la historia de lo que pasó con el ‘E.T’ de Atari: muchos consideraron el causante de la crisis del gremio el año siguiente… aunque más bien solo fue su síntoma más reconocible.

Si nunca habéis oído la historia, os la resumo brevemente: ‘E.T’, para la Atari 2600, fue programado en cinco semanas para poder llegar a la época navideña, y en la empresa estaban tan convencidos de su éxito que fabricaron más cartuchos que consolas había en el mercado. El juego no solo era terriblemente malo: además, si no leías las instrucciones era un sinsentido que se ha explorado en cientos de ocasiones, sobre todo desde el nacimiento de YouTube. Realmente, eso sí, no vendió tan mal: colocaron más de dos millones y medio de copias, pero no fueron suficientes para justificar la inversión y unos 80.000 cartuchos acabaron enterrados en el desierto, junto con un buen montón de otros juegos fracasados de la consola. Pero ni de lejos este fue el único gran error en la «E.T. Manía».

Mi dado, teléfono

El incomprensible videojuego ha opacado otro desastre jugable de la época: el juego de mesa que apareció en 1982 de la mano de Parker Brothers. Visto ahora, parece un revoltijo de reglas difícil de comprender, empezando por su tablero redondo repleto de casillas con un círculo en el medio. De hecho, solo hay una única ficha para todos los jugadores (de 2 a 4): el propio E.T., al que en cada turno se podía cubrir con una sábana de fantasma hecha de plástico, pudiendo esquivar así las casillas negativas. Esta mecánica, conste, tiene su gracia.

El objetivo del juego era doble: por un lado, conseguir piezas del puzzle central para llamar a la nave (de cartón, que te tenías que construir tú mismo) y que E.T se fuera a casa. Por otro, ir ganando fichas para conseguir ser la persona que más le había ayudado. Apasionante a todas luces. Para avanzar, cada jugador lanzaba un dado que iba del 1 al 3, y movía las casillas correspondientes, no sin antes tratar de adivinar el número que iba a salir. Si acertabas, repetías. Si fallabas, parabas de manera inmediata y el turno pasaba al siguiente jugador. ¿El resultado? El ritmo del juego se volvía mortuorio, porque, con tan solo tres opciones en el dado, era relativamente fácil tener suerte y jugar varios turnos dejando al resto de la mesa viéndolas venir.

Etextra

¿Y qué es lo que tenías que hacer? Pues ir avanzando por el complejísimo tablero circular, ganando o perdiendo fichas según lo que dijera cada casilla, utilizando cartas de «fantasma» para evitar el peligro o «volar» hasta otra casilla a tu elección que puediera darte más fichas. Al final, subiendo círculos mediante las flechas correspondientes, llegabas hasta el final y, si eras el que metía a E.T. en la nave, ganabas tres fichas adicionales. Al final, el que tuviera más era considerado el mejor amigo de E.T y, por tanto, el ganador. No suena tan mal si no fuera por un problema: el juego apenas se probó y resulta aburridísimo a todas luces.

Obviamente, no pasó a la historia ni se reimprimió jamás. Tiene de hecho una nota de 3,7 en BoardGameGeek, la web de jugones más conocida del mundo. Por suerte, una vez han pasado los años. E.T sí ha tenido más suerte en los juegos de mesa (que no en los videojuegos, donde tiene una colección de adaptaciones terribles digna del museo de los horrores). De hecho, en 2022 se publicó ‘A años luz de casa’, un cooperativo basado en la misma premisa pero con un mejor resultado.

Et3

Sin tirar cohetes, claro, pero con unas reglas avanzadas, unos componentes fantásticos y un componente estratégico moderno de esos que hacen suspirar a los que disfrutan de un libreto de reglas de 20 páginas y enfurecen a los que quieren «aprender mientras jugamos». En todo caso, alejados del delirio de 1982. Y es que puede que el videojuego se llevara la fama, pero no es que el resto fuera digno de la película de Spielberg.

Fotos | BoardGameGeek

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Ni el videojuego de Atari, ni el muñeco de plástico: lo peor de ‘E.T, el extraterrestre’ fue este terrible juego de mesa

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Espinof

por
Randy Meeks

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Escrito por Redacción Optima

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