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‘Madrid, Ext’ es el réquiem definitivo a una ciudad que está perdiendo su identidad, una exquisita sinfonía que sabe a triste despedida

todayseptiembre 4, 2025

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'Madrid, Ext' es el réquiem definitivo a una ciudad que está perdiendo su identidad, una exquisita sinfonía que sabe a triste despedida

Cuando me mudé a Madrid, quedé completamente enamorado de su cielo. Era intensamente azul, impoluto, perfecto, de esos con los que te permites la licencia de pensar que estás en el sitio correcto, en el momento adecuado. Que aquí todo es posible. Pero, por supuesto, como todo provinciano, tengo mi relación de amor-odio con Madrid. 

Hay algunos días que me sigue pareciendo un lugar donde los sueños pueden cumplirse. Pero otros se convierte en una pesadilla que parece rebelarse contra sus propios habitantes convirtiéndose en un entorno urbano inhóspito y pensado exclusivamente para los turistas. En esta dicotomía navega ‘Madrid, Ext’, un espectacular documental que se erige como una sinfonía, pero suena a réquiem.

En México se piensa mucho en ti

Juan Cavestany ha rodado ‘Madrid, Ext’ buscando la decadencia madrileña, esos lugares que llevan toda la vida perlando sus calles y a los que no parece quedarles mucho tiempo, engullidos por las cafeterías para modernos, la comida rápida, la arquitectura de usar y tirar y las reformas que quitan la identidad al pueblo llano. A lo largo de su hora y media podemos ver restaurantes de toda la vida, tiendas de muelles, estudios de fotografía de antiguo prestigio, peluquerías y videoclubs, lugares para los que la película plantea una peculiar reivindicación que sabe a despedida.

Todos los interpelados por la cámara sonríen, a medio camino entre la alegría y lo forzado, como diciendo «A pesar de todo, y aunque el progreso nos quiera comer, seguimos aquí». Cavestany destaca al individuo por encima de la masa que engulle la ciudad, como si fuera un John Wilson capaz de diseccionar los lugares más insólitos, mostrarlos desde planos inéditos y, en el fondo, tratar de lanzar una brizna de esperanza ante el declive identitario de una Madrid irreconocible. Por cada letrero que se desatornilla y se guarda para siempre, queda alguien que quiere volver de vacaciones lo antes posible para seguir vendiendo zapatillas de andar por casa en la ciudad de sus amores.

‘Madrid, Ext’ es un documental abrumador, que parece ansiar el encapsulamiento anímico de la capital, casi con el ansia completista de una pieza de Frederick Wiseman, pero muchísimo más poética. Al ritmo de una fabulosa sinfonía escrita por Guille Galván, la película se convierte en un ejercicio artístico vital para entender una ciudad que sigue siendo vibrante, pero que está desapareciendo poco a poco, a medida que, paradójicamente, se hace más inmensa e internacional. Aún queda algo de ese Madrid de las gallinejas y los restaurantes con el menú pintado en el cristal, y la película insiste en conservarlo como parte de nuestro patrimonio. En no dejar que un Starbucks lo sustituya del todo.

Más castizo que la calle de Alcalá

El primer plano del documental es el de unas ruinas, y no es para menos: a partir de ese momento se va a dedicar a derribar el Madrid actual, dejando siempre que sean otros los que den su opinión y marque el devenir de la cinta, que no es necesariamente pesimista. Entre escombros y negocios que pronto lo serán, hay también sitio para la neurocirugía, los colegios, el transporte público y las sonrisas. El optimismo por un futuro que pare la deriva a la que esta ciudad parece ir sin frenos: hacer que Madrid no sea un parque de atracciones para otros y podamos reclamar lo que debería ser nuestro.

Aunque esté plenamente localizada en la capital, ‘Madrid, Ext’ puede entenderse y disfrutarse perfectamente desde fuera, porque trata unos temas tan actuales como universales: la falta de pertenencia, la venta a las multinacionales, el complejo futuro, la masificación, el capitalismo irredento, el progreso que acaba con la tradición en su nombre… Se llama Madrid, pero podría llamarse Barcelona, Valencia, París o Bruselas. Una oda a la ciudad que amas, convertida, de manera inevitable, en un angustioso camino hacia un final aún tristemente impredecible.

Todos vamos a asociar ese ‘Ext’ con «exterior», claro, pero realmente también podría ser un diminutivo de «extraña», «extrema», «extranjera», «extraordinaria», «extensa», «extraterrestre» o, por supuesto, «extinta». Porque Madrid es todo eso y mucho más al mismo tiempo: una ciudad que al mismo tiempo crece y está en vías de extinción y que Cavestany ha sabido retratar en un momento de declive único. Con el alma de quien ama un lugar y odia estar presenciando su aciago, lento y triste final.

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‘Madrid, Ext’ es el réquiem definitivo a una ciudad que está perdiendo su identidad, una exquisita sinfonía que sabe a triste despedida

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Espinof

por
Randy Meeks

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Escrito por Redacción Optima

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