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Hay plantas que desafían cualquier estación, y esta es una de ellas. Cuando los días se acortan y el frío empieza a insinuarse, muchos jardines entran en pausa. Sin embargo, hay una que no entiende de temporadas: con un luz y cuidados básicos, puede seguir dando frutos incluso en un rincón cálido del salón o la cocina.
Lo curioso es que ni siquiera necesita un gran tiesto. Puede crecer en algo tan sencillo como un envase de yogur, convirtiéndose en el ejemplo perfecto de cómo la jardinería doméstica puede ser sostenible, económica y sorprendentemente productiva.
En otoño, cuando apetece pasar más tiempo en casa, este pequeño cultivo, el del tomate cherry, se convierte en una fuente constante de color y sabor que nos recuerda a los rayos de sol.
La tendencia de crear microhuertos urbanos no se detiene con la llegada del frío. Al contrario: muchos aprovechan el interior del hogar para mantener viva la conexión con la naturaleza. Solo se necesita un poco de tierra fértil, riego moderado y un lugar que reciba unas horas de sol o de luz indirecta intensa. El resultado: una planta vigorosa que florece y fructifica sin descanso.
Además, el tomate cherry es agradecido y rápido. En pocas semanas empieza a desarrollar brotes y, si se mantiene a una temperatura estable (entre 18 °C y 25 °C), puede producir pequeñas cosechas continuas. Es una especie ideal para quienes viven en pisos o no disponen de terraza, ya que su tamaño compacto encaja en cualquier espacio.
Para asegurar su crecimiento, lo ideal es sembrar las semillas a poca profundidad —unos centímetros bastan— y mantener el sustrato húmedo sin saturarlo. En otoño, el exceso de riego es uno de los errores más comunes: mejor dejar secar ligeramente la superficie antes de volver a hidratar.
La poda ligera de ramas laterales ayuda a que concentre energía en los frutos. Y si se desea un impulso extra, bastará con añadir cada tres semanas una cucharada de abono orgánico o compost natural.
Otro truco de temporada consiste en colocar el envase sobre una bandeja con grava húmeda, que mantiene un microclima ideal sin encharcar las raíces. En ambientes interiores con calefacción, este detalle marca la diferencia.
En esta época, los pulgones pueden aparecer si la planta está cerca de otras especies ornamentales. Para prevenirlos, el jabón potásico o las infusiones de ajo siguen siendo los remedios más seguros y respetuosos.
Y si se desea un fertilizante casero, bastará con cáscaras de plátano secas trituradas. Ricas en potasio, ayudan a fortalecer los tallos y mantener un color verde intenso incluso cuando la luz natural escasea.
El tomate cherry demuestra que cultivar dentro de casa no solo es posible, sino reconfortante. Ver cómo prospera en un envase reciclado, mientras el exterior se tiñe de tonos ocres, es casi terapéutico. Y cuando lleguen los primeros frutos, rojos y brillantes, recordará que incluso en los meses más fríos la vida vegetal no se detiene, solo se adapta.
Foto | Canva IA
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La noticia
La planta que puede crecer incluso en el envase de un yogur y da frutos durante todo el año
fue publicada originalmente en
Decoesfera
por
Joana Costa
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Escrito por Redacción Optima
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