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He visto por primera vez la mejor película de Tony Scott y ahora entiendo por qué los blockbusters de los 90 eran mejores que los de ahora

todayagosto 17, 2025

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He visto por primera vez la mejor película de Tony Scott y ahora entiendo por qué los blockbusters de los 90 eran mejores que los de ahora

Es difícil saber dónde acaba la nostalgia y empieza la razón. Particularmente, llevo escuchando que las películas de antes sí que eran mejores desde inicios de los 90, cuando los críticos de cine se quejaban de manera amarga de que en los 70 y 80 se hacían cosas buenas de verdad, y no mamotretos de acción destinados a no pensar demasiado. Y habría que ver las críticas amargas de los fans de los años 50 durante los 70.

De hecho, siempre me he obligado a pensar, de manera racional, que simplemente son distintas épocas con diferentes sensibilidades y necesidades de la industria, para no dejarme mecer por los cantos de sirena de la morriña y el «todo tiempo pasado fue mejor». Sin embargo, hay veces donde tienes que rendirte ante la evidencia: en tiempos de continuas secuelas, remakes, reboots, franquicias y adaptaciones clónicas y hechas por comité, los blockbuster de hace tres décadas se notan cada vez más grandes, más sólidos, más intensos. En definitiva, mejores.

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Adoro el cine de verano. Es imposible no hacerlo cuando, por tan solo 3 euros, te dan la oportunidad de recuperar clásicos que se te habían pasado por alto en pantalla grande y a la fresca. En 2025, no hay servicio de streaming que pueda vencer a la experiencia de un cine de verano donde emitan ‘Marea Roja’, una película de Tony Scott por la que no pasan los años. O más bien sí, pero ganando en sabor, color y matices, como el buen vino.

Nunca había visto ‘Marea Roja’ hasta este pasado fin de semana, y me he quedado francamente impresionado por cada detalle de esta maravilla de Tony Scott. La música machacona y eficaz de Hans Zimmer, la tensión desarrollada en el interior del submarino, un duelo interpretativo impresionante entre Gene Hackman y Denzel Washington, un tratamiento adulto del guion, la fotografía y la iluminación… la película se aleja conscientemente de la mamarrachada que podría haber sido para abrazar un cine maduro, donde no hay buenos con la razón absoluta ni pérfidos villanos de opereta, y donde el mero concepto de la «americanada» se difumina por momentos.

No creo que descubra a nadie el portento que es esta película a estas alturas: costó 53 millones de dólares y es capaz de dejar más escenas grabadas en nuestra memoria que cualquiera de los blockbusters estrenados en los últimos meses. Hay varios motivos por los que deja un poso con el que en 2025 el cine mainstream solo puede soñar: ‘Marea Roja’ se hizo confiando en Tony Scott y Jerry Bruckheimer y en la historia que querían contar.

No hacía falta que todo el público se marchara con una sonrisa satisfecha a casa: ni juntas de accionistas para maximizar los beneficios, ni algoritmos que indicaban dónde había que meter un niño y un perrito, ni productoras de streaming pidiendo planos más sencillos para que se pudieran ver mejor en el móvil. ‘Marea Roja’ es mejor película, en parte, porque no tuvo todos los intermediarios que hay ahora, pero también porque se atrevieron a tomar riesgos que hoy por hoy serían impensables.

Motín a bordo (del submarino)

‘Marea Roja’ no es, bajo ningún concepto, una película anti-estadounidense, pero sí que se atreve a plantear grietas y problemas sociales, desafiando la mera existencia del propio ejército y tachando su actuación durante la Guerra Fría. De hecho, gran parte del guion se dedica a reflexionar sobre el mundo en el que estaban viviendo, con Washington afirmando que «en el mundo nuclear, el verdadero enemigo es la guerra en sí misma». No importaba si los espectadores habían venido a ver una simple película de submarinos, porque lo que se iban a llevar era un comentario maduro y repleto de aristas que daba para debate posterior.

Hoy por hoy, los blockbusters no se atreven al debate, a las medias tintas o a la confrontación. Incluso el comentario social tan alabado en ‘Superman’ es ramplón (necesario, por otro lado, en un mundo que no entiende de matices), y los guiones ven necesario tintinear las llaves delante de nosotros constantemente para que no miremos el móvil. En una película como ‘Marea Roja’ no te quedaba otra que estar encerrado con la película en una sala a oscuras durante dos horas sin distracciones, y eso le daba espacio para hacer crecer a los personajes poco a poco, plantear diálogos complejos y situaciones de pura tensión resueltas mediante la confrontación verbal. Hoy es simplemente imposible.

Tide

El ritmo, la cadencia y la forma de rodar de Scott en ‘Marea Roja’ no son compatibles con un mundo acostumbrado al contenido, el consumo rápido y mirar WhatsApp cada vez que hablan. Efectivamente, hoy en día ya no se podría hacer un blockbuster como este, pero no por motivos rancios, sino porque los accionistas, que dirigen los estudios para maximizar sus beneficios, no están dispuestos a gastarse el dinero en un thriller de acción dramático y adulto donde no hay casi explosiones y la fuerza real está en sus actores hablando. Estamos tan acostumbrados a comernos tonterías como si fuesen platos gourmet que hasta ‘La jungla de cristal: La venganza’ nos parece una auténtica delicatessen, cuando en su día ya fue recibida como un producto derivativo.

¡A pique el portaaviones!

No quiero sonar derrotista. De verdad que no. Por suerte, sigue habiendo público para otro tipo de cine. De hecho, este año parece demostrar que, tras años apostando todo a la carta de la película como evento, hay espectadores que renacen para disfrutar del presupuesto medio, la libertad creativa, los guiones como base de todo y los experimentos visuales. Puede que nadie se vaya a arriesgar a gastarse 110 millones de dólares (el equivalente al presupuesto de ‘Marea Roja’ en 2025) en una película que ponga las cartas sobre la mesa y hable de dolorosos problemas internos de la sociedad americana, pero sí que seguimos teniendo decenas de pequeñas cintas, de todos los géneros, donde los exploran rascando hasta el fondo.

Con el auge del streaming, la IA, el móvil y el contenido para consumir a toda velocidad, cada vez es más improbable que los estudios se arriesguen con guiones como el de ‘Marea Roja’, que hoy por hoy se considerarían veneno para la taquilla. Sin embargo, películas como ‘Los Pecadores’ o ‘Weapons’, entre otras. han ayudado a abrir una brecha entre los live-actions, los superhéroes (la mayoría de las veces alejados de la complejidad de sus mejores cómics) y las secuelas sin alma. Por más que quieran atontarnos, hay opciones, y depende de nosotros elegirlas y demostrar que somos más que una masa uniforme. Sí, se puede.

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He visto por primera vez la mejor película de Tony Scott y ahora entiendo por qué los blockbusters de los 90 eran mejores que los de ahora

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Espinof

por
Randy Meeks

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Escrito por Redacción Optima

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