Optima97.com Optima 97.7 FM | La Gigante de Nagua
Como muchos otros devotos de la obra maestra de Naughty Dog, jamás olvidaré la experiencia de jugar ‘The Last of Us: Parte II’. Mientras escribo estas líneas, continúa siendo harto complicado describir con palabras el carrusel de sensaciones —la inmensa mayoría de ellas devastadoras— que Neil Druckmann y su equipo trasladaron al videojuego y que se vieron potenciadas, desgraciadamente, por el escenario pandémico inmediatamente posterior al confinamiento en el que las experimenté.
Pero si estamos hablando hoy de esto es porque la magnífica adaptación que el propio Druckmann y Craig Mazin han confeccionado para la pequeña pantalla y por cómo la serie de HBO ha decidido abordar EL GIRO —así, en mayúsculas— que me hizo soltar el mando para, literalmente, llevarme las manos a la cabeza, por primera vez en las más de 20 horas que pasé controlando a Ellie y Abby. Y sí, esto ocurrió en varias ocasiones.
Del mismo modo que ocurrió a los lectores de ‘Juego de tronos’ con la traumática Boda Roja, creí que mi condición de veterano me haría estar preparado de sobra para presenciar la muerte de Joel una segunda vez y confinado que la eliminación del factor interactivo de la ecuación lo haría todo más llevadero. Craso error, porque, contra todo pronóstico, la escena me ha vuelto a dejar sin respiración, angustiado, y mirando la pantalla en silencio mientras los títulos de crédito circulaban implacables.
Pero, ¿cómo ha logrado el dúo de showrunners obrar el milagro de, y me vais a perdonar la expresión, jodernos la vida a los parroquianos que ya sabíamos a lo que veníamos? De nuevo, la fórmula mágica ha sido un cóctel de respeto y fidelidad hacia el material original y la introducción de un puñado de cambios, algunos más sutiles que otros, que han llevado aún más allá uno de los momentos más duros que veremos este año en una obra de ficción.
Las claves de esta nueva aproximación al cruel asesinato parten de un gran elemento diferencial que ha podido incluirse gracias a la narrativa pasiva del lenguaje televisivo, y es el asalto a Jackson por parte de una horda de infectados, inédito en el juego. Este recurso, editado en paralelo con el encuentro de Abby y Joel y el posterior incidente de marras sirve, en primera instancia, para inyectar un extra de tensión y urgencia.
No obstante, por encima de esto, esta espectacular setpiece cargada de acción, sangre y lanzallamas, tiene una gran voluntad dramática que refuerza aún más los vínculos emocionales de los personajes. Si Joel acepta ir con Abby a la cabaña es, principalmente, para aceptar su promesa de ayuda para defender el pueblo con más armas y personas dispuestas a combatir. Ahora todo esto no se centra exclusivamente en Joel y Ellie; ahora todo gira en torno a una gran familia.
Esta idea queda reforzada por los cambios en los personajes involucrados en la escena. Mientras que en el videojuego es Tommy quien acompaña a Joel, en la serie este rol se ha adjudicado a Dina de un modo en absoluto fortuito, ya que la decisión se toma después de que en el primer episodio de la temporada, Joel trate a la chica como si fuese su otra «hija adoptiva», llamándola «kid» mientras está fuera de campo de un modo que invitó a pensar que se estaba dirigiendo a Ellie. Otro plus emocional menos obvio que la relación entre hermanos pero igual o incluso más potente.
Por otro lado, el hecho de que, al contrario que en el juego, conozcamos desde el primer momento quién es Abby y cuáles son sus motivaciones ha permitido a Mazin y Druckmann dar más peso narrativo al personaje en la escena, concediéndole un monólogo que en la versión interactiva es cortado de raíz por Joel, que no le da pie a enunciarlo con una frase al estilo de «ahórrate los discursos y acaba con esto de una vez».
Dar a la Luciérnaga su minuto de gloria enrarece aún más el aura de la escena, subrayando de forma prematura las tesis sobre la venganza presentes en el material original y trazando unas líneas de empatía con ella que allí aún no se habían dibujado. La encrucijada moral, lejos de mermar el impacto de la ejecución, la hace aún más compleja de digerir.
Por supuesto, no podemos pasar por alto el extra de brutalidad con el que se ha tratado el adiós de Joel en la serie de HBO. En el videojuego, todo se resuelve con una mayor rapidez que, por otro lado, no se traduce en una disminución de la crudeza, para no dilatar demasiado la cutscene y poder hacer la transición hacia Ellie para tener un breve pasaje de gameplay en el que se dispara la tensión mientras llegamos a la cabaña y presenciamos todo de primera mano.
Aquí no hay elipsis que valgan. La crueldad se lleva al extremo al regodearse en la violencia y al hacer un cambio drástico en la planificación que resignifica por completo la escena al retorcer el punto de vista. En el videojuego, el golpe de gracia se presenta con un con un plano en escorzo del cráneo de Joel recibiendo el impacto en primer término y con la reacción de Ellie en el suelo, malherida después de recibir una patada en el abdomen.
En la serie, en contraposición, la ejecución, que cambia de Abby golpeando con el palo de golf a clavando sus restos en el cuello de Joel, está montada con un plano de Ellie en escorzo y la víctima en segundo término. El director Mark Mylod no quiere ser parco en detalles y hacernos ver exactamente lo que está presenciando Ellie para, al mismo tiempo, subrayar lo que ha sugerido Craig Mazin: «Hay algo especialmente triste en ver caer a una persona poderosa».
De hecho, este poder que asociamos a Joel queda reflejado en el que, probablemente, sea el momento más desgarrador del pasaje. Mientras que, cuando Ellie pide a Joel que se levante en el juego, la reacción del hombre es únicamente una mirada, aquí hay un movimiento que da la sensación de que realmente vaya a incorporarse y a solucionar todo de forma milagrosa en el último momento para proteger a su ahijada una vez más. Otra puñalada directa al corazón.
Para terminar, como no podía ser menos, tenemos la resolución de la escena, que en el juego se zanja con uno de los poderosos cortes a negro que, como cliffhangers constantes, pueblan su narrativa, después de que Ellie sea pateada en la cabeza y quedando inconsciente. En contraposición, Mazin y Druckmann mantienen a Ellie despierta, aunque muy dañada por la patada en las costillas que ha recibido, y acercándose a Joel para darle la mano en su lecho de muerte.
Pero, y esto ha sido confirmado por el propio Craig Mazin, la sensación no es de acompañar a su protector, mentor y, en cierto modo, padre en su lecho de muerte. Ellie está segura de que no va a sobrevivir y, si va a morir en ese preciso instante, quiere hacerlo cerca de Joel. El plano cenital que ilustra este momento, sumado a la interpretación de una Bella Ramsey que pone los pelos de punta, es la desoladora puntilla.
El segundo episodio de la segunda temporada de ‘The Last of Us’ cierra con una breve escena en la que, más que un detonante, parece que hayamos presenciado un low point. En un gran plano general puede verse una Jackson destruida al fondo para, con un movimiento de cámara acompañado por el desplazamiento de los personajes en el eje vertical, revelar el cadáver de Joel siendo arrastrado por un caballo de camino a un hogar que está prácticamente reducido a cenizas. Exactamente igual que el corazón de Ellie. Exactamente igual que nuestros corazones.
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La noticia
Haber jugado a ‘The Last of Us: Parte II’ no ha evitado que la serie de HBO me haya vuelto a partir el alma
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Víctor López G.
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Escrito por Redacción Optima
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