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Francia acaba de hacer volar su nueva joya para la guerra electrónica: un avión espía diseñado para interceptar señales

todayagosto 5, 2025

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Francia acaba de hacer volar su nueva joya para la guerra electrónica: un avión espía diseñado para interceptar señales

Desde el exterior parece un jet ejecutivo más. Pero lo que acaba de despegar en Francia es mucho más que eso. Es el primer avión del programa Archange, una plataforma de inteligencia electrónica capaz de interceptar señales críticas en pleno vuelo. Su misión no es llevar ejecutivos, sino información estratégica. Y es una pieza clave en el intento de Francia por reforzar su autonomía militar en una década marcada por la guerra electrónica y la vigilancia global.

Un programa con ambición. Archange no es un nombre elegido al azar. El programa responde a una ambición concreta: dotar a Francia de una nueva generación de aviones capaces de realizar inteligencia de señales desde el aire, con tecnología nacional y autonomía operativa. Impulsado por la Dirección General del Armamento (DGA), el plan contempla la entrega de tres aeronaves antes de que finalice el periodo cubierto por la Ley de Programación Militar 2024–2030.

Su principal misión será interceptar, identificar y analizar emisiones electromagnéticas: desde comunicaciones tácticas hasta radares de defensa aérea. Una capacidad que, en un contexto marcado por la guerra electrónica, los conflictos híbridos y la sobrecarga informativa, se ha convertido en un recurso estratégico de primer orden. Francia no solo busca modernizar sus medios de recolección de inteligencia: quiere garantizar que esa información crítica no dependa de terceros.

El Falcon 8X, transformado en plataforma de guerra electrónica. La base del Archange es un Dassault Falcon 8X, un avión ejecutivo de largo alcance conocido por su fiabilidad, autonomía y confort. Pero en el marco de este programa, el lujo cede paso a la inteligencia. Dassault Aviation ha modificado profundamente la aeronave para convertirla en una plataforma SIGINT avanzada, adaptada a los exigentes requerimientos operativos del Ejército del Aire y del Espacio francés.

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El Falcon 8X es una plataforma ideal: llega hasta los 11.945 km de alcance y puede permanecer hasta 14 horas en el aire. Su triple motor ofrece redundancia y seguridad en vuelos prolongados.

El sistema de misión lo firma Thales. Transformar un jet en una plataforma de guerra electrónica exige mucho más que rediseñar el fuselaje. El verdadero salto está en su cerebro. El sistema de misión del Archange ha sido desarrollado por Thales DMS y Thales SIX, dos divisiones del grupo francés especializadas en defensa y sistemas embarcados.

La aeronave estará equipada con tecnologías capaces de interceptar tanto emisiones radar como comunicaciones. Esta dualidad —ELINT y COMINT— permite construir una imagen detallada del entorno táctico. Además, el sistema de Thales puede cruzar esa información con otros datos y operar en red con otras plataformas ISR.

Qué es la inteligencia de señales y por qué es tan decisiva hoy. La guerra moderna ya no se libra solo con blindados y cazas de combate. Se libra también en el espectro electromagnético. Y ahí es donde entra la inteligencia de señales, conocida como SIGINT. Este tipo de inteligencia se basa en la interceptación, el análisis y la interpretación de emisiones electrónicas. Puede tratarse de conversaciones por radio entre unidades, señales de radar de defensa aérea, comunicaciones tácticas encriptadas o emisiones de sistemas de navegación y guiado.

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Dentro de la SIGINT se distinguen dos grandes ramas: COMINT, que se enfoca en las comunicaciones, y ELINT, centrada en los sistemas electrónicos no verbales, como radares o detectores de proximidad. La combinación de ambas permite entender cómo se mueven y comunican las fuerzas adversarias, anticipar despliegues, detectar sistemas activos o incluso descubrir patrones que revelan la intención detrás de un movimiento.

Tener un avión capaz de operar en esta dimensión invisible significa adelantarse al enemigo. Algo así como poder volar al margen del combate directo y, aun así, alterar el equilibrio del campo de batalla

Qué se sabe de la inversión. Aunque el coste exacto del programa no ha sido revelado, se sabe que incluye el desarrollo tecnológico, la modificación de las aeronaves, la formación de los operadores y el soporte logístico durante su vida útil. Dado el nivel de sofisticación técnica y el número limitado de unidades, estamos ante una inversión significativa.

El objetivo es claro: tener en el aire, en menos de un lustro, una capacidad nacional de inteligencia electrónica que complemente a los satélites y drones, pero con la ventaja de poder reaccionar, reposicionarse y actuar con mayor flexibilidad.

El cielo como dominio estratégico: lo que viene ahora. A partir de ahora comienza un ciclo intenso de pruebas de vuelo, calibración de sistemas, integración de sensores y validaciones operativas. Cada componente, desde las antenas hasta el software de análisis de señales, tendrá que demostrar su fiabilidad en condiciones reales antes de entrar en servicio activo.

En paralelo, se de debería poner en marcha el sistema de formación para las tripulaciones encargadas de operar estas plataformas, así como el dispositivo logístico y técnico necesario para asegurar su disponibilidad en misiones reales.

Imágenes | Ministère des Armées | Dassault Aviation

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por
Javier Marquez

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Escrito por Redacción Optima

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