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Hay plantas que decoran y otras que transforman. Y la bromelia pertenece, sin duda, al segundo grupo. Basta colocarla sobre una mesa o una estantería para que el salón adquiera un aire más fresco, más luminoso, casi tropical.
Es esa planta que parece sacada de una revista de interiorismo, pero que cualquiera puede mantener viva sin necesidad de ser un experto en jardinería. Su secreto está en su equilibrio: es bonita y resistente a partes iguales. Con hojas largas y firmes que nacen en forma de roseta, y una flor central que parece una explosión de color, la bromelia aporta energía sin saturar.
Sus tonos —que van del rojo intenso al fucsia o el naranja— iluminan cualquier rincón y encajan con estilos tan diferentes como el boho, el minimalista o el nórdico.
A diferencia de otras plantas tropicales, la bromelia no exige demasiado. Se adapta fácilmente a interiores con poca luz y solo necesita riegos moderados. Lo ideal es mantener su sustrato ligeramente húmedo y pulverizar las hojas de vez en cuando para conservar su brillo característico.
Es perfecta para quienes buscan un toque verde pero no tienen tiempo (ni paciencia) para cuidados diarios. Una de sus mayores virtudes es su capacidad de adaptación. Sobre una mesa auxiliar, en una repisa o incluso en el suelo junto a un sillón, siempre encuentra su lugar.
Su porte vertical y su colorido natural hacen que actúe como un punto focal sin restar armonía al conjunto. Además, combina de maravilla con materiales cálidos como la madera, el ratán o el lino, aportando ese contraste natural que tanto se busca en los interiores actuales.
Por si fuera poco, la bromelia no solo decora: también purifica el aire. Al igual que otras plantas tropicales, ayuda a mantener el ambiente más fresco y limpio, convirtiéndose en una aliada silenciosa del bienestar doméstico. Es una forma sencilla de mejorar el espacio y, al mismo tiempo, disfrutar de una pequeña dosis de naturaleza en casa.
Su floración, además, es duradera. Durante meses conserva su color y forma, aportando alegría y vitalidad al salón sin necesidad de renovarla constantemente. Y cuando la flor termina su ciclo, basta con cortar la parte marchita para que la planta siga luciendo igual de viva.
Quizás por todo esto los expertos la recomiendan una y otra vez: es una planta agradecida y versátil, capaz de elevar cualquier estancia sin requerir grandes esfuerzos. En tiempos donde se valora la sencillez, la bromelia demuestra que la belleza también puede ser práctica.
Si el salón pide un cambio sin obras ni grandes inversiones, la respuesta puede ser más sencilla de lo que parece. Una bromelia bien colocada no solo aporta color: también llena el espacio de calma, frescura y ese tipo de encanto que no se compra en ninguna tienda de muebles.
Como consejo extra, para cuidar una bromelia, proporciónale luz brillante indirecta, mantenla en un ambiente cálido con humedad ambiental y riégala semanalmente evitando el encharcamiento del sustrato.
Fotos | Google AI/Pexels
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La noticia
Esta planta tendría que estar en todas las casas por sus hojas bonitas y resistentes
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Decoesfera
por
Joana Costa
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Escrito por Redacción Optima
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