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Saber leer las señales que da un volcán antes de entrar en erupción puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia. Algunos volcanes se lo ponen fácil a los expertos que saben leer estas pistas pero otros entran en erupción sin previo aviso. O quizás solo es que no supiéramos descifrar sus señales.
Al menos hasta ahora.
Una nueva herramienta. Un equipo de investigadores ha ideado un nuevo mecanismo para modelar el comportamiento de algunos volcanes. Esta herramienta, destacan sus creadores, servirá para monitorizar de forma más efectiva las erupciones de algunos volcanes reduciendo el riesgo asociado a estos fenómenos naturales a menudo tan violentos. Algo de especial utilidad en el caso de los volcanes “silenciosos”.
“Pese a grandes avances en monitorización, algunos volcanes entran en erupción con precursores mínimamente detectables o incluso sin ellos, incrementando significativamente el riesgo a las poblaciones cercanas”, señalaba en una nota de prensa Yuyu Li, coautora del estudio. Según explica la propia Li, algunos de estos volcanes se encuentran ubicados no solo cerca de comunidades, también cerca de importantes rutas de tráfico aéreo.
Volcanes silenciosos. Para el desarrollo de su herramienta, el equipo recurrió al volcán de Veniaminof, situado en el estado norteamericano de Alaska. Este es uno de los llamados volcanes“silenciosos”, volcanes cuya erupción no va precedida de las señales que generalmente se asocian a una erupción inminente o cercana, como terremotos o la deformación del suelo en el entorno de la cámara de magma.
El de Veniaminof es solo un ejemplo que podemos encontrar en esta familia de volcanes silenciosos que también incluye algunos más cercanos como el Stromboli en Italia o el Popocatépetl en México.
Buscando dentro del volcán. Pero de entre todos ellos, el volcán de Veniaminof es quizás el más paradigmático. No porque solo dos de las 13 erupciones que ha protaginizado desde 1993 hayan podido ser previstas, sino porque en 2021 logró el hito de entrar en erupción sin que nadie se diera cuenta hasta tres días después.
El equipo responsable del estudio analizó las condiciones internas que convierten a este en un volcán silencioso. Factores como un abastecimiento lento de magma y una roca huésped cálida son clave en este sentido. El La monitorización del volcán se realizó durante tres veranos anteriores a una de las erupciones silenciosas del volcán, la de 2018.
Un modelo para adelantarse a la erupción. El resultado, un modelo que se ajusta al estado de distintas variables que pueden condicionar la probabilidad del estallido del magma, como el volumen de la reserva, condiciones de flujo del magna, profundidad de la reserva o la forma que adquiere esta. Así pudieron estimar qué tipo de condiciones podían vincularse con una erupción silenciosa y cuáles no.
El equipo comprobó que la deformación del suelo podía ayudar a prevenir algunas erupciones del volcán pero que la relación entre flujos subterráneos de magma y erupciones era algo más compleja de lo que podría parecer.
Los detalles del estudio han sido publicados en un artículo en la revista Frontiers in Earth Science.
Los siguientes pasos. Monitorizar los numerosos volcanes silenciosos repartidos por el mundo no será una tarea fácil. Por lo pronto, el recuente estudio da una pista sobre cuáles son los volcanes a vigilar más de cerca: volcanes con reservas pequeñas y cálidas y flujos de magma lentos, explica el equipo.
Imagen | Alaska Volcano Observatory Photo Gallery
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La noticia
En 2021 un volcán pasó tres días en erupción sin que nadie se enterara. Ahora nos ayuda a adelantarnos a los volcanes silenciosos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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Escrito por Redacción Optima
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