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Egipto tiene un problema con sus pirámides: cuando los turistas descubren lo que hay vuelven traumatizados

todayabril 21, 2025

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Egipto tiene un problema con sus pirámides: cuando los turistas descubren lo que hay vuelven traumatizados

En el amplio (y cada vez más disputado) mapa del turismo internacional pocos puntos hay más icónicos que la necrópolis de Guiza, en Egipto. Y es normal. Al fin y al cabo su Gran Pirámide una de las siete maravillas del mundo antiguo y una joya arqueológica que atrae cada año a millones de turistas. El problema es que, como bien saben otros grandes destinos repartidos por Asia, América o Europa (incluida España), en turismo no hay nada más fácil que morir de éxito.

Y eso es lo que quiere evitar Egipto.

Un enorme negocio. Hace unos meses, al hacer balance de 2024, el Gobierno de Egipto sacaba pecho por su capacidad para atraer turistas de otros países. Según sus datos el año pasado el país logró un «récord» de 17,5 millones de visitantes, casi un millón más que en 2023 a pesar de que, como recuerda su ministro del ramo, Sherif Fathy, la zona se ve afectada por «la situación geopolítica de la región». Su meta es disparar esa cifra a corto plazo hasta alcanzar los 30 millones de visitantes antes de que acabe la década.

El dato de Egipto quizás quede lejos del que manejan otros destinos, como España o Japón, pero es suficiente para que el turismo sea uno de los grandes pilares económicos del país de las pirámides y los faraones. Solo durante el primera semestre de 2024 la industria generó unos ingresos de 6.600 millones de dólares (algunas fuentes hablan de un impacto global mucho mayor) y el propio Gobierno reconoce que su aportación al PIB nacional se aproxima al 10%, aunque hubo años en los que ese porcentaje alcanzó o superó el 20%. El sector es clave además como fuente de ingreso de divisas.

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El gran reclamo: Guiza. A lo largo y ancho de su geografía Egipto tiene reclamos importantes, como Karnak, el Valle de los Reyes, Abu Simbel o el templo de Luxor. Sin embargo si hay un punto icónico (y fotografiado) es la necrópolis de la meseta de Guiza, con sus famosas celebérrimas pirámides, a solo unos kilómetros de El Cairo. Cada año las visitan millones de turistas, lo que genera a su vez un importante trasiego de buses fletados por turoperadores, coches, turistas y guías profesionales. El resultado: colapso, largas colas y el movimiento de vendedores ambulantes.

Para evitarlo el Gobierno ha trazado un plan con el que quiere mejorar la organización en la meseta y acabar con el caos, como informaba hace unos días News Week. Entre otras medidas ha decidido fijar un nuevo acceso en la carretera de El Cairo-Fayum, reordenar el entorno y la presencia de animales de tiro, abrir un centro de visitantes, restaurar varias tumbas, impulsar la venta online de entradas y apostar también por el transporte ecológico en el yacimiento.

«Problemas arraigados». Una de las figuras clave detrás de los cambios es la firma Orascom Pyramids, que está invirtiendo millones de dólares en la transformación de la zona para convertirla en un referente turístico. «Este es el monumento más grande del mundo, la última de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo», reivindica Amr Gazzarin, presidente de Orascom Pyramis Enertainment (OPE). «El proceso es complejo y desafiante debido a la necesidad de abordar problemas profundamente arraigados en la zona».

Las autoridades ya han puesto en marcha una primera fase piloto, a modo de prueba, para que el área renovada en el entorno de las pirámides se inaugure a comienzos de julio, coincidiendo con la puesta en marcha del Gran Museo Egipcio. El país quiera acabar además acabar con la imagen de caballos y camellos en malas condiciones en la necrópolis. El objetivo: gestionar mejor el flujo de visitantes, reducir la congestión e incidir en su mensaje de destino sostenible.

Nuevos tiempos, nuevo enfoque. Que Egipto haya decidido modernizar la meseta de Guiza para mejorar la experiencia de sus millones de visitantes, plantando cara al caos, la venta ambulante sin regular, la congestión en el acceso y apostando por el transporte ecológico, con buses eléctricos en vez de los tradicionales caballos y camellos, no es casual.

Egipto no es ajeno a algo que España ha comprobado ya en sus propias carnes: para ser un destino turístico atractivo no llega con tener un gran patrimonio y paisajes paradisíacos. La masificación y una mala gestión pueden que hacer que un destino sencillamente acabe muriendo de éxito. Y en los últimos años Egipto se ha encontrado con críticas a determinados aspectos que empañan la experiencia de los turistas y las excursiones a lugares como Guiza o Luxor.

«Arruinan la experiencia». En redes pueden encontrarse quejas de turistas por la reventa, la actitud y acoso de ciertos vendedores, las presiones para aceptar servicios o las infraestructuras deficientes. Hace no mucho, en un hilo de Reddit sobre lugares a los que los viajeros no volverían, un usuario citó El Cairo.

¿El motivo? «Claro que las pirámides son preciosas, pero los estafadoras y revendedores arruinan la experiencia». En febrero Egyptian Streets advertía de que esos problemas se han vuelto más apremiantes para el turismo egipcio ahora que redes como TikTok amplifican las malas experiencias de los visitantes.

Más allá de las pirámides. Es más, en su artículo Mohamed Khairat advierte de comentarios negativos sobre vendedores agresivos, yacimientos mal iluminados, mujeres que aseguran haberse sentido acosadas o incluso problemas en el propio aeropuerto de El Cairo. «La Terminal 1, usada por aerolíneas low cost, es anticuada y caótica», advierte Khairat. «No hay una guía clara sobre dónde ir, lo que deja turistas desorientados». El problema se agrava porque en ciertos puntos solo se aceptan pagos en efectivo en dólares o euros, lo que supone una dificultad extra para los extranjeros.

El trato a los animales, en el foco. Otra cuestión clave es el trato a los animales. En las zonas turísticas de Egipto es habitual encontrarse con comerciantes que ofrecen paseos en carruajes tirados por caballos, burros o camellos. Su figura ha generado polémica en algunas ciudades del sur de España. Y por supuesto lo hace también en Egipto, donde Peta ha alzado ya la voz para denunciar la situación de al menos parte de estos animales, «enfermos, heridos o hambrientos» y que sus dueños tratan como «si fueran herramientas».

Sus críticas han surtido efecto. Tanto a nivel institucional como en el propio sector. En otoño el Gobierno egipcio presentó un programa enfocado precisamente en “el bienestar animal” en sus principales puntos turísticos, incluida la meseta de Guiza, y las autoridades han apostado también por un sistema de transporte con buses eléctricos que faciliten el transporte dentro de la necrópolis, lo que evita que los turistas recurran a los paseos a caballo o en camello.

El sector mueve ficha. No es el único mensaje al especto de Peta, que en febrero celebraba que Airbnb haya decidido dejar de promocionar actividades «explotadoras de animales» en el entorno de las grandes pirámides de Guiza. Lo cierto es que el altavoz de las redes sociales también ha servido para que el trato a los animales en la zona gane visibilidad.

Hace unos días se viralizó un vídeo en el que se ve cómo una mujer holandesa recrimina a un hombre que supuestamente estaba azotando a un burro cerca de la necrópolis, en el entorno de la Esfinge. A medida que la grabación circuló por redes, los usuarios exigieron a las autoridades que intervengan y tomen medidas contra el maltrato animal.

Imágenes | Kian Chow (Unsplash) y Mustang Joe (Flickr)

Vía  | Directo al Paladar

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por
Carlos Prego

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Escrito por Redacción Optima

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