Así vive Joaquín Sabina en Madrid: una casa de 300 metros cuadrados en dos plantas repleta de libros y discos

La casa de Joaquín Sabina y Jimena Coronado podría ser el escenario perfecto para un verso suyo, aunque él mismo confiese que una vida doméstica absoluta no le ha inspirado ni un solo verso, según confesó el artista en el programa El Hormiguero.

Aun así, la residencia, de 300 metros cuadrados en dos plantas, refleja la esencia del trovador, con un recibidor inspirado por el arte: un mundo repleto de libros, discos y una estética barroca que desafía el minimalismo moderno. En un hogar como el suyo no hay que esperar espacios neutros o líneas depuradas: aquí cada rincón respira carácter.

Una gran librería

La gran librería, un mural que ocupa una pared entera, habla del amor por la lectura, pero también del gusto por lo visual, lo monumental, lo antiguo y cautivador, siempre tendente al barroquismo.

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Pero no solo hay una gran librería en el salón, sino que existen otras por la casa, repartidas par almacenar su amor por la lectura de una manera conveniente. Y junto a ella conviven vitrinas de recuerdos, objetos de viajes y alfombras vibrantes importadas de Latinoamérica. Todo forma un mosaico coherente donde cada pieza parece tener voz propia y contar una historia de vida compartida.

Prepara su concierto de Madrid en casa. @jsabinaoficial

Biblioteca mural

La biblioteca mural que ocupa el salón va del suelo al techo, con baldas repletas de libros y discos. Es el corazón literario de la casa, y también su elemento escénico: elegante, imponente y cargado de carácter.

Los muebles de madera tallada dibujan una atmósfera clásica y teatral. Mesas, estanterías y sillas se combinan con colores terrosos y dorados que recuerdan las salas de lecturas de antaño, donde la cultura era una ceremonia diaria.

Con un sofá individual de cuero marrón, su salón también está habitado por ángeles y figuras religiosas, combinadas con luces de neón para dotar al espacio de un toque extravanate y bastante singular, muy propio del artista.

En realidad, las paredes reflejan su gusto por lo barroco: molduras, retratos y objetos antiguos conviven con piezas contemporáneas. El resultado es una estética de máxima expresión.

Foto | @jsabinaoficial/Instagram

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Joana Costa

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