Optima97.com Optima 97.7 FM | La Gigante de Nagua
En una época en la que todo objeto cotidiano quiere tener personalidad, la papelera también ha decidido hablar. Y no lo hace con un diseño sobrio o una funcionalidad revolucionaria, sino vestida de fresa. Literalmente: un contenedor escarlata con hojas verdes que parece salido de un universo paralelo donde el desechar es también una cuestión estética.
Podría parecer una broma o un capricho kitsch, pero ahí está, con su tapa de empuje y su cuerpo compacto de 14 centímetros. Y no es que quiera pasar desapercibida. Todo lo contrario. Este cubo de basura coquetea con el exceso, con la idea de que incluso tirar un recibo o un envoltorio merece una atención especial.
En su defensa, hay que decir que cumple con todas las expectativas funcionales. Es ligera, fácil de mover y pensada para espacios mínimos: baños, escritorios, habitaciones infantiles. Lugares donde la basura suele acumularse con disimulo, pero donde esta fresa de plástico reciclado exige protagonismo.
Tiger ha hecho de lo absurdo algo deseable. No es la primera vez. Su negocio se construye sobre la premisa de que el diseño lúdico y lo cotidiano no tienen por qué estar reñidos y no tienen porque quedarse en el aburrimiento. En este caso, el resultado es un objeto que roza lo decorativo, pero no renuncia a su rol fundamental: contener lo desechado.
La paradoja está servida, pues al fin y al cabo uno se plantea si puede algo tan asociado al rechazo, como la basura, convertirse en un gesto de estilo. En realidad la cuestión de fondo es si tiene sentido embellecer el acto de tirar.
Aparentemente sí. O al menos, eso cree la legión de personas que espera que el producto se ponga a la venta. Su precio es además imbatible: 3,50 euros por un cubo de 12,8 x 14,2 x 14,8 centímetros.
Lo que antes era un cubo gris y anodino, ahora se reinventa como icono pop doméstico. Este no cambiará la vida de nadie, ni ahorrará tiempo, ni resolverá dilemas existenciales. Pero sí añade una dosis de alegría visual a lo más básico del día a día.
Y tal vez eso sea lo importante. No todo diseño debe ser trascendente. A veces basta con que una fresa de plástico nos recuerde que el mundo no necesita más gris. Ni en la decoración, ni en los residuos.
Foto | Tima Miroshnichenko y Flying Tiger
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La noticia
Adiós a las aburridas papeleras de toda la vida: Tiger tiene una maravilla que no olvidarás jamás
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Joana Costa
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