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Optima97.com Optima 97.7 FM | La Gigante de Nagua
Cuando las flores de la orquídea Phalaenopsis caen en otoño, no significa que haya terminado su ciclo, sino que comienza una etapa esencial de descanso. En esta fase, la planta acumula energía, fortalece sus raíces y se prepara silenciosamente para volver a florecer en primavera. Lo importante no es forzarla, sino imitar las condiciones naturales de su entorno.
El otoño es una estación clave para equilibrar el riego, ajustar la luz y crear un contraste de temperatura entre el día y la noche. Estos pequeños cambios envían a la orquídea el mensaje de que es hora de iniciar su periodo de recuperación antes de una nueva floración. Con algunos cuidados básicos, la planta puede transformarse en pocos meses.
Durante esta época, la orquídea reduce su ritmo y requiere menos agua. Deja que el sustrato se seque casi por completo antes de regar de nuevo y asegúrate de que la maceta tenga un buen drenaje. La humedad ambiental debe ser moderada, evitando condensación o acumulación de agua, que podrían dañar las raíces. Menos es más.
La luz es otro factor decisivo. Lo ideal es colocar la planta en un lugar luminoso, pero sin sol directo. Una ventana orientada al este es perfecta: recibe el sol de la mañana sin riesgo de quemaduras. Si las hojas se ven oscuras, falta luz; si amarillean, sobra. El color es el mejor termómetro para saber cómo se encuentra.

El fertilizante debe guardarse hasta nuevo aviso. En otoño, la orquídea no necesita abono porque está en reposo. Reanuda la fertilización solo cuando empieces a ver una nueva vara floral o brotes verdes. Este descanso sin nutrientes evita un crecimiento forzado y da equilibrio al ciclo de la planta.
El cambio de temperatura es la clave del proceso. Durante unas tres o cuatro semanas, crea un contraste de entre cinco y diez grados entre el día y la noche. Mantén la planta a unos 25 °C de día y baja a entre 15 y 18 °C de noche. Ese shock térmico es la señal natural que despierta la floración. Si después notas una pequeña punta verde, es buena señal: está naciendo la nueva vara.
Aprovecha esta fase para revisar raíces y sustrato. Si las raíces están blandas o ennegrecidas, corta las partes dañadas y sustituye el material si está deteriorado. Una orquídea con raíces sanas responde mejor a los cambios de luz y temperatura y florece con más fuerza en la siguiente estación.

Evita los errores típicos del otoño: mantener la planta siempre a la misma temperatura, regar demasiado, dejarla en lugares oscuros o abonar fuera de temporada. La orquídea, como muchas plantas tropicales, necesita notar el cambio para reaccionar.
Lo esencial es entender su ritmo natural: menos agua, más contraste y mucha observación. Así, cuando llegue la primavera, tu orquídea florecerá de nuevo con la misma fuerza y belleza que la primera vez.
Fotos | Pexels
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La noticia
Qué hacer en otoño para que las orquídeas florezcan con fuerza la próxima primavera
fue publicada originalmente en
Decoesfera
por
Joana Costa
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Escrito por Redacción Optima
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