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Editar imágenes se ha vuelto rutina: para sorprender en redes, para probar un estilo nuevo o para rescatar fotografías antiguas que guardan recuerdos. En las tiendas de apps de filtros clásicas con apuestas por la inteligencia artificial. Muchas son de pago, otras rinden por debajo de lo prometido. Google puede estar a punto de cambiar ese equilibrio y, esta vez, con un argumento difícil de ignorar.
La novedad llega integrada en la app de Gemini, tanto en móvil como en web. Según Google, su motor, basado en los últimos modelos Gemini, no solo genera desde texto: también edita fotos reales con instrucciones en lenguaje natural y pasos encadenados, desde cambiar el fondo hasta reemplazar objetos o fusionar dos imágenes en una. La compañía lo presenta como su herramienta de imagen de mayor calidad hasta la fecha.
El foco no está tanto en crear pósteres desde cero como en transformar lo cotidiano. Probar un corte de pelo distinto, llevar una estética noventera, convertir una selfie en versión gótica o emo, añadir esa mochila que olvidaste en la toma, trasladarte a otro paisaje o combinar dos fotos para una composición coherente. La promesa pasa por mantener los rasgos reconocibles del sujeto, un punto crítico en el que Google asegura haber mejorado frente a distorsiones habituales.
La experiencia es conversacional. Subes una foto, escribes lo que quieres y ves el resultado; si no convence, pides ajustes. Nada de utilizar herramientas tradicionales. Todo fluye a golpe de peticiones textuales.
Para el usuario general hay dos claves. La primera, disponibilidad: puede usarse en la app de Gemini para iOS y Android y también en la versión web. Si eres creador o desarrollador, el servicio aparece en Google AI Studio. La segunda, precio: acceso gratuito para probar y editar imágenes sin necesidad de suscripción.
También hay límites. Aunque las demos enseñan resultados convincentes, siguen existiendo escenarios que desafían a cualquier modelo: tipografías precisas, detalles muy finos o caras diminutas en escenas complejas. La fidelidad al original mejora cuando se piden cambios concretos, pero no acierta siempre. La práctica aconseja iterar, ajustar y comprobar el resultado a tamaño completo.
En seguridad, Google insiste en las salvaguardas. Las imágenes generadas incorporan marca de agua visible y una huella incrustada mediante técnicas como SynthID para indicar su origen con IA. Son medidas orientadas a frenar un riesgo evidente: cuanto más realistas sean estas herramientas, más sencillo resultará fabricar engaños.
Para quien busca un retoque rápido sin aprender un editor profesional, el salto es claro: escribir “ponme en un acantilado al atardecer” y obtener algo convincente en segundos.
Aquellos que quieran restaurar el álbum familiar, la opción de recuperar fotos viejas, incluida la recoloración en una sola instrucción, aporta utilidad y emoción. Para creadores, la posibilidad de mezclar imágenes, conservar rostros y repetir estilos ofrece una ventaja potente.
La edición con IA se mueve a la capa del día a día, y Google no llega solo. Compite con otras propuestas, como ChatGPT, Grok, Midjourney, Qwen e incluso Adobe. La buena noticia es para los usuarios, que tenemos cada vez más opciones a nuestro alcance para alcanzar nuestros objetivos de edición, y en cierto modo, dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Imágenes | Google
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La noticia
Ya no hace falta pagar para transformar nuestras fotos en lo que queramos. Lo último de Google lo ofrece gratis para todos
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Xataka
por
Javier Marquez
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Escrito por Redacción Optima
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