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Es difícil imaginar cómo sería el cine de ciencia ficción sin la existencia de ‘2001: Una odisea en el espacio‘. Cuando Stanley Kubrick la estrenó en 1968, no solo nos dejó un filme fascinante, sino que creó un fenómeno que cambiaría para siempre la forma de contar historias en el género. Su enfoque radical, su manera de combinar imágenes hipnóticas, su silencio imperante y su manera de reflexionar sobre la humanidad y el universo, abrió un camino nuevo que sigue siendo inspiración para muchos cineastas y espectadores.
Y es que no estamos hablando simplemente una aventura futurista, sino de una experiencia sensorial y filosófica que rompió con los esquemas tradicionales y que tuvo un impacto trascendental, influyendo en la manera en que se percibe el espacio, la inteligencia artificial y el destino de la humanidad en el cine.
La huella que ha dejado se percibe en muchas producciones posteriores, desde grandes éxitos comerciales hasta obras más introspectivas. Pero como cualquier otra obra maestra de su calibre, tuvo que esquivar algún que otro obstáculo antes de estrenarse en cines.
Sobre el viaje que supuso la producción de ‘2001: Una odisea en el espacio’ habla Fatty Martin en la última entrega de No es como las demás. En el vídeo analiza las complicaciones y anécdotas que trajo consigo una producción tan ambiciosa como inusual y también logró imponer un nuevo lenguaje tanto visual como narrativo. Un lenguaje que sigue siendo fascinante y relevante a día de hoy, medio siglo después del estreno, y que confirma que esta película es mucho más que un clásico: es una pieza fundamental para entender la evolución del cine de ciencia ficción.
Stanley Kubrick tardó más de cuatro años en desarrollarla y partía con un presupuesto inicial de 6,5 millones de dólares que acabó escalando hasta los 10,5 por su característica forma de trabajar excesivamente meticulosa. Desde Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) le ofrecieron “libertad creativa absoluta”, un lujo impensable entonces, y esto le permitió construir lo que Fatty Martin describe como “el lienzo en blanco más grande de la historia del cine”.
En el proceso creativo, Kubrick contó con Arthur C. Clarke, con quien pasó horas desarrollando seis relatos cortos. Entre ellos estaba ‘The Sentinel’, que inspiraría la presencia del icónico monolito. En palabras del director, este proceso fue muy intenso, en parte porque «trabajar en una historia original en forma de guion es como intentar poner el carro y el caballo en el mismo sitio al mismo tiempo».
Fatty también subraya que la NASA colaboró activamente, con asesores como Fred Ordway y Harry Lange, que supervisaron desde los paneles de la nave hasta los botones, para que el resultado fuera lo más auténtico posible. Y esa atención al detalle fue crucial, y puede que tuviera algo que ver con el hecho de que la película influyera hasta en misiones reales como el orbitador Mars Odyssey. «Fue la primera vez que la gente se tomó la ciencia ficción en serio”, señala también Martin en el vídeo.
El vídeo también revela cómo fueron los sistemas que utilizó Kubrick durante el rodaje. Utilizó una proyección especial para la escena de los homínidos, que fueron homogeneizados con iluminación realista. Y aunque el objetivo era trasladar a la pantalla el paisaje desértico de Namibia, en África, fue uno de los trámites que más se complicaron. «Mover la producción a este emplazamiento era muy caro y aparte Stanley Kubrick odiaba volar», cuenta Martin, revelando que, ya que «no se podía viajar a África», la solución era «traer África al estudio».
Otro detalle importante del que se habla es cómo lograron simular la gravedad de forma artificial, construyendo un cilindro giratorio de 38 toneladas que funcionaba “como una rueda de hámster gigante”, en la que el actor y el decorado generaban la ilusión de girar a lo largo de la nave.
También se analiza la famosa escena de Frank Poole trotando bajo este efecto de la gravedad y otros logros técnicos como el hecho de que se introdujeran cables ocultos o la manera de conseguir algunos movimientos de cámara imposibles. Todo un catálogo de soluciones ingeniosas que hicieron de ‘2001: Una odisea en el espacio una obra pionera, creíble y muy impactante. Incluso más de 50 años después.
Sobre todo esto y mucho más se habla en nuestro vídeo sobre la producción de la película.
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La noticia
Juegos de espejos e ilusiones ópticas fascinantes que inspiraron a la NASA. Así cambió Stanley Kubrick la ciencia ficción con ‘2001: Una odisea en el espacio’
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por
Belén Prieto
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Escrito por Redacción Optima
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